En algo más de 2 semanas no he hecho otra cosa que pensar en cajas, cajas y cajas... Todo se reducía a tirar o guardar. Recuerdos, cosas que ya no sirven, etapas pasadas... ¡Qué agonía es hacer una mudanza!
Pero al final, y después de alguna que otra prisa y penica, conseguimos empaquetarlo todo y cambiar de habitáculo.
Y sí, definitivamente, los cambios vienen muy bien.
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