Para los que ambientamos nuestro tiempo delante del ordenador con horas y horas de música, Lastfm siempre ha sido una herramienta muy útil para seguir descubriendo nuevos sonidos que, más tarde o más temprano, entraban a formar parte de nuestra biblioteca musical.
Pero tampoco se trata ahora de alabar las funcionalidades de esta red social para melómanos, sino más bien su inmejorable lavado de cara.
Lo primero que llama la atención es el renovado diseño del portal. La apariencia es más sencilla y minimalista, muy agradable a la vista y con una sensación de orden que no agobia, sino todo lo contrario. La nueva organización del menú de cada usuario a la izquierda es más cómoda, y además las listas de escuchas también están clasificadas por pestañas que las dividen según espacios de tiempo. Una semana, tres meses, seis... A esto se le une la posibilidad de añadir tags a las canciones desde nuestras propias listas.
Aún me queda por trastear más la web y disfrutar e investigar todos los cambios en profundidad, pero con lo que llevo visto de momento, me gusta muy mucho lo que ha hecho todo el equipo de Lastfm.